Lula lo había manifestado en varias ocasiones: si no se dejan de lado las posturas personales, las ideologizaciones de las conductas y se trabaja en disminuir las sobreexposiciones mediáticas por parte de algunos mandatarios de la región, la integración será más factible.
La Unasur puede ser una buena posibilidad ante todos los intentos fallidos que se han realizado desde 1969, año en que se creó la agónica Comunidad Andina de Naciones, sin perder de vista los demás organismos subregionales como la Aladi, el SELA, la Alalc, entre otros.
En materia de integración, América Latina debería dar cátedra, pues vamos en lo mismo durante 50 años, sin embargo la realidad dice lo contrario.
No ha sido todavía posible limar las asperezas de los diferendos limítrofes, dialogar sin caer en la bravata ni dejar de tomar posiciones, como si la integración
se tratara de antipatías o simpatías. Lula ya lo había dicho en
Bariloche: "El trato que tengo con los presidentes es como jefes de Estado y no por distinciones políticas.
Entonces, la primera lección de Bariloche es que la integración se construye desde la diversidad, la diferencia, la tolerancia y el libre intercambio de pensamiento y no de la actitud gregaria, el griterío o el factor sorpresa.
La integración será posible gracias a la voluntad política, la concertación, la escucha activa y la identificación de intereses comunes, pese a doctrinas políticas diversas.
César Ulloa Tapia /El Comercio Ecuador
La Unasur puede ser una buena posibilidad ante todos los intentos fallidos que se han realizado desde 1969, año en que se creó la agónica Comunidad Andina de Naciones, sin perder de vista los demás organismos subregionales como la Aladi, el SELA, la Alalc, entre otros.
En materia de integración, América Latina debería dar cátedra, pues vamos en lo mismo durante 50 años, sin embargo la realidad dice lo contrario.
No ha sido todavía posible limar las asperezas de los diferendos limítrofes, dialogar sin caer en la bravata ni dejar de tomar posiciones, como si la integración
se tratara de antipatías o simpatías. Lula ya lo había dicho en
Bariloche: "El trato que tengo con los presidentes es como jefes de Estado y no por distinciones políticas.
Entonces, la primera lección de Bariloche es que la integración se construye desde la diversidad, la diferencia, la tolerancia y el libre intercambio de pensamiento y no de la actitud gregaria, el griterío o el factor sorpresa.
La integración será posible gracias a la voluntad política, la concertación, la escucha activa y la identificación de intereses comunes, pese a doctrinas políticas diversas.
César Ulloa Tapia /El Comercio Ecuador
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