Crisis financiera:
¿Proteccionismo o una nueva Ronda?
La crisis financiera internacional, y sus potenciales impactos en la economía, son hoy temas centrales en el debate internacional. El resurgimiento de políticas proteccionistas frente a la esta, y el impasse de la Ronda de Doha, que cada vez parece tener menos prioridad en ser concluida, parecen poner en duda el futuro del sistema multilateral de comercio.
En diversas cumbres, como las del G-20 o APEC, los países han anunciado compromisos de no elevar sus barreras al comercio, sin embargo la contracción de la demanda agregada y las demandas de sus sectores internos han sido significativas, por lo que estos planteamientos no han sido más que una declaración de buenas intenciones y la cual depende de las voluntades políticas de los países, un factor que ha sido la bandera de lucha de la OMC en la conclusión de la Ronda de Doha. Así, 17 de los 20 ya han impuesto alguna nueva barrera al comercio, en particular para proteger a los sectores financiero y automotriz, o a través de programas como "Buy American". Contrario a lo que se podría pensar, el surgimiento de medidas contrarias al comercio puede ser absolutamente consecuente con los compromisos adquiridos por los países en el marco de la Organización Mundial del Comercio o de sus acuerdos comerciales preferenciales.
El compromiso actualmente se formula como un llamado a la prudencia en lo que respecta a la imposición de medidas proteccionistas, esto significa un importante retroceso en los avances que desde el GATT se han alcanzado a nivel multilateral. Lo que más peligra, no sea quizás el comercio mundial como tal, si no la credibilidad del sistema multilateral.
Las continuas suspensiones y el estancamiento general en las negociaciones de la Ronda de Doha reconocen el amplio nivel de ambición que se planteó en sus objetivos. Con el fin de rescatar la Ronda, en particular en momentos en que el sistema internacional necesita de señales claras para restablecer la confianza de los agentes han surgido diversas propuestas para la consecución de los objetivos que se planteaban, como la realización de una Ronda "light" o la eliminación del todo único (single undertaking).
Mattoo y Subramanian (2009) han propuesto el lanzamiento de una Ronda Crisis, que consideran es mucho más sustentable y posible que la conclusión de la Ronda de Doha. En ella proponen tener una agenda que cubra los aspectos más relevantes del comercio y cuyo objetivo sea sólo limitar el surgimiento de medidas proteccionistas y no profundizar la liberalización de los mercados. Esto se lograría a través de la consolidación de los actuales niveles de acceso: aranceles aplicados en acceso a mercado de bienes y restricciones de acceso a los servicios. Adicionalmente, respecto de antidumping proponen elevar los márgenes y volúmenes de mínimis, en compras públicas consolidar los actuales sistemas de compras sobre una base de NMF, y consolidar las ayudas gubernamentales.
Actualmente los principales actores en el comercio mundial participan en el G-20 lo que, para los autores, lo hace el foro natural para comprometerse en esta Ronda, manteniendo los temas financieros en las instituciones internacionales que corresponden. En su visión una Ronda Crisis, que dure 12 meses, puede dar al sistema una especie de respiro y sostener lo ganado en materia de liberalización hasta ahora, no solamente a través de la suscripción de compromisos en materia comercial, si no que se establece una especie de responsabilidad tácita en el periodo de negociación que hace que los países evadan las tentaciones proteccionistas.
Si bien esta Ronda Crisis no ofrece una solución, ya que no enfrenta elementos proteccionistas importantes, como las medidas medio ambientales, o la realidad de los subsidios agrícolas, revive o da un respiro al compromiso de los países con el sistema multilateral del comercio. Un tema fundamental, y que no es mencionado por los autores, es la facilitación del comercio, que para los países en desarrollo puede significar un incremento en sus flujos comerciales, y que ha logrado avances en el marco de las negociaciones en la OMC. Si bien el objetivo de la Ronda Crisis no es liberalizar sino contener el proteccionismo, la inclusión de la facilitación del comercio puede significar no sólo una importante señal hacia los países en desarrollo, sino también un mecanismo para que estos enfrenten las consecuencias de la crisis.
La experiencia después de la crisis de 1930 parece no ser un augurio muy positivo, sin embargo el mundo está mucho más integrado y ha logrado convertir voluntades políticas en compromisos legales, y de más largo plazo, en varios aspectos comerciales. Lo que queda claro de todas las propuestas que han surgido en este periodo de crisis, es que las ambiciones de profundizar la liberalización comercial deben ser dejadas para un plazo más largo y que se debe defender la credibilidad del sistema multilateral del comercio y los éxitos cosechados por este. Asimismo, no se debe pretender que sea el sistema comercial internacional, a través de la imposición de nuevos temas, el encargado de solucionar aquellos temas que otros foros no han podido resolver. Lo importante es lograr que la OMC no pase a ser uno más de los muchos organismos irrelevantes que hay en el concierto internacional.
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