Un grupo de funcionarios del más alto nivel (Canciller, ministros y embajadora en E.U) 'empujará' el TLC entre la banca demócrata.
Otro plan B para conseguir TLC con EE.UU.
Julio 3 de 2007
Foto: Cancillería colombiana.
Sandra Suárez, ex ministra de Ambiente en el primer Gobierno de Álvaro Uribe, tendrá que liderar un nuevo esquema de acercamiento con los congresistas demócratas estadounidenses para tratar de inclinar su opinión hacia la aprobación, sin más dilaciones, del Tratado de Libre Comercio (TLC) negociado entre los dos países, pero al que todavía le falta el visto bueno del Congreso de Estados Unidos.
Suárez, quien fue designada gerente del TLC en Washington con el objetivo de hacer un cabildeo más eficaz ante los demócratas, tuvo ayer una larga reunión en Bogotá con el canciller, Fernando Aráujo, la embajadora en Estados Unidos, Carolina Barco, y los ministros de Comercio, Luis Guillermo Plata, y de Protección Social, Diego Palacio, y su viceministro de Relaciones Laborales, Andrés Palacio.
La rapidez con la que se agendó esta cita refleja la angustia, y hasta el enojo, de la administración Uribe por la actitud de los demócratas frente al TLC, a quienes no bastó que el gobierno colombiano aceptara sin problema los cambios propuestos en seis capítulos del acuerdo para, 24 horas después, reiterar que no lo apoyarán hasta no palpar avances en el tema de la parapolítica.
En el ya muy largo camino del TLC, el Gobierno ha sacado varios Plan B y hasta el momento ninguno ha sido efectivo. La primera vez fue el 11 de agosto del 2005 en Cartagena, 15 meses después del lanzamiento del proceso en esta misma ciudad. El entonces ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, asustó a los asistentes a la asamblea de la Andi al advertir que, ante el estancamiento de las negociaciones, había un Plan B: no negociar con Estados Unidos.
Pese a la rigidez de los negociadores estadounidenses principalmente en los temas agropecuario y de propiedad intelectual en medicamentos , el proceso continuó.
Ni siquiera la "artillería pesada" (otra especie de Plan B) anunciada por Botero para la fase final de la negociación para los temas más complejos (agropecuario y medicamentos) conmovió al equipo dirigido por Regina Vargo, para quien las razones políticas esgrimidas por el gobierno colombiano en su búsqueda del TLC no cabían en su esfera de competencia, que, decía, era lo puramente comercial. Lo político pertenece al ámbito del Departamento de Estado. A Colombia, hoy, sin embargo, los demócratas le aplican consideraciones políticas.
Tampoco funcionó la visita de Uribe al rancho de George Bush hace ya casi dos años, que la gran mayoría de analistas consideró como la mejor prueba de la amistad del anfitrión con el presidente colombiano, pues pocas personas en el mundo son invitadas por el mandatario estadounidense a su hacienda privada.
Menos aún han sido efectivos los recientes viajes de Uribe a Washington para entrevistarse con los lideres demócratas a quienes ha explicado los resultados de la seguridad democrática, sus efectos en el crecimiento económico y la necesidad del TLC para consolidarlos.
En el Gobierno piensan ahora que ha faltado una estrategia de comunicaciones más audaz para llegarles a la audiencia demócrata y a otros líderes de opinión y consideran que Sandra Suárez es la persona indicada para llevar a cabo esta tarea.
38 meses cumplirá el 18 de julio el lanzamiento, en Cartagena, de las negociaciones del TLC con E.U. El proceso aún no termina, pues le falta su aprobación en el congreso de ese país.
Negociadores de E.U. del TLC no se movieron y no ha habido éxito con los demócratas
En octubre del 2005, el Mincomercio Jorge H. Botero advirtió que siempre existe la posibilidad del plan B: que es pararse de la mesa y decir: "Lo lamento mucho, no estoy satisfecho, por lo tanto, no hay negocio".
La visita de Uribe a Bush en su rancho de Texas fue considerada por el Gobierno como una gran oportunidad para empujar las negociaciones del TLC, estancadas básicamente por los temas del agro y los medicamentos.
Hasta TLC light, de poca profundidad o pandito, sin agro, llegó a proponerse para desempantanar las negociaciones. La idea del Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, no tuvo acogida en ningún sector.
Los viajes del presidente Uribe a Washington lo han llevado hasta el Capitolio para tratar de convencer a los demócratas de apoyar el acuerdo con Colombia, pero han sido intentos fallidos, pues estos no han cambiado de opinión.
Sandra Suárez, que antes de ocupar la cartera de Ambiente trabajó en la Casa de Nariño en el Plan Colombia, es la nueva carta que se está jugando el Gobierno para conseguir el respaldo demócrata al TLC.
Crean junta directiva para el acuerdo
El Canciller, la embajadora en Washington y los ministros de Comercio y de la Protección Social son los miembros de una especie de junta directiva del TLC, que se encargarán de diseñar una nueva estrategia para 'venderles' a los congresistas demócratas de Estados Unidos la necesidad de apoyar este acuerdo con Colombia.
En la primera reunión del staff del TLC, ayer en la sede de la Cancillería, se hizo un repaso de lo que han sido las actividades del Gobierno en pro de la aprobación del acuerdo comercial. En el ambiente siempre estuvo la idea del presidente Uribe que uno de los grandes escollos tiene que ver con una adecuada comunicación con los líderes demócratas y de otros sectores de opinión de gran influencia en Washington.
La cita se prolongó por cerca de cuatro horas y sin tomar decisiones de fondo la junta y Sandra Suárez se trasladaron a la Casa de Nariño para dialogar con el presidente Uribe. Se esperaba que de esta reunión salieran nuevas directrices que serán abordadas en un nuevo encuentro hoy para comenzar a perfilar la estrategia de mercadeo del TLC.
Suárez, quien fue designada gerente del TLC en Washington con el objetivo de hacer un cabildeo más eficaz ante los demócratas, tuvo ayer una larga reunión en Bogotá con el canciller, Fernando Aráujo, la embajadora en Estados Unidos, Carolina Barco, y los ministros de Comercio, Luis Guillermo Plata, y de Protección Social, Diego Palacio, y su viceministro de Relaciones Laborales, Andrés Palacio.
La rapidez con la que se agendó esta cita refleja la angustia, y hasta el enojo, de la administración Uribe por la actitud de los demócratas frente al TLC, a quienes no bastó que el gobierno colombiano aceptara sin problema los cambios propuestos en seis capítulos del acuerdo para, 24 horas después, reiterar que no lo apoyarán hasta no palpar avances en el tema de la parapolítica.
En el ya muy largo camino del TLC, el Gobierno ha sacado varios Plan B y hasta el momento ninguno ha sido efectivo. La primera vez fue el 11 de agosto del 2005 en Cartagena, 15 meses después del lanzamiento del proceso en esta misma ciudad. El entonces ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, asustó a los asistentes a la asamblea de la Andi al advertir que, ante el estancamiento de las negociaciones, había un Plan B: no negociar con Estados Unidos.
Pese a la rigidez de los negociadores estadounidenses principalmente en los temas agropecuario y de propiedad intelectual en medicamentos , el proceso continuó.
Ni siquiera la "artillería pesada" (otra especie de Plan B) anunciada por Botero para la fase final de la negociación para los temas más complejos (agropecuario y medicamentos) conmovió al equipo dirigido por Regina Vargo, para quien las razones políticas esgrimidas por el gobierno colombiano en su búsqueda del TLC no cabían en su esfera de competencia, que, decía, era lo puramente comercial. Lo político pertenece al ámbito del Departamento de Estado. A Colombia, hoy, sin embargo, los demócratas le aplican consideraciones políticas.
Tampoco funcionó la visita de Uribe al rancho de George Bush hace ya casi dos años, que la gran mayoría de analistas consideró como la mejor prueba de la amistad del anfitrión con el presidente colombiano, pues pocas personas en el mundo son invitadas por el mandatario estadounidense a su hacienda privada.
Menos aún han sido efectivos los recientes viajes de Uribe a Washington para entrevistarse con los lideres demócratas a quienes ha explicado los resultados de la seguridad democrática, sus efectos en el crecimiento económico y la necesidad del TLC para consolidarlos.
En el Gobierno piensan ahora que ha faltado una estrategia de comunicaciones más audaz para llegarles a la audiencia demócrata y a otros líderes de opinión y consideran que Sandra Suárez es la persona indicada para llevar a cabo esta tarea.
38 meses cumplirá el 18 de julio el lanzamiento, en Cartagena, de las negociaciones del TLC con E.U. El proceso aún no termina, pues le falta su aprobación en el congreso de ese país.
Negociadores de E.U. del TLC no se movieron y no ha habido éxito con los demócratas
En octubre del 2005, el Mincomercio Jorge H. Botero advirtió que siempre existe la posibilidad del plan B: que es pararse de la mesa y decir: "Lo lamento mucho, no estoy satisfecho, por lo tanto, no hay negocio".
La visita de Uribe a Bush en su rancho de Texas fue considerada por el Gobierno como una gran oportunidad para empujar las negociaciones del TLC, estancadas básicamente por los temas del agro y los medicamentos.
Hasta TLC light, de poca profundidad o pandito, sin agro, llegó a proponerse para desempantanar las negociaciones. La idea del Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, no tuvo acogida en ningún sector.
Los viajes del presidente Uribe a Washington lo han llevado hasta el Capitolio para tratar de convencer a los demócratas de apoyar el acuerdo con Colombia, pero han sido intentos fallidos, pues estos no han cambiado de opinión.
Sandra Suárez, que antes de ocupar la cartera de Ambiente trabajó en la Casa de Nariño en el Plan Colombia, es la nueva carta que se está jugando el Gobierno para conseguir el respaldo demócrata al TLC.
Crean junta directiva para el acuerdo
El Canciller, la embajadora en Washington y los ministros de Comercio y de la Protección Social son los miembros de una especie de junta directiva del TLC, que se encargarán de diseñar una nueva estrategia para 'venderles' a los congresistas demócratas de Estados Unidos la necesidad de apoyar este acuerdo con Colombia.
En la primera reunión del staff del TLC, ayer en la sede de la Cancillería, se hizo un repaso de lo que han sido las actividades del Gobierno en pro de la aprobación del acuerdo comercial. En el ambiente siempre estuvo la idea del presidente Uribe que uno de los grandes escollos tiene que ver con una adecuada comunicación con los líderes demócratas y de otros sectores de opinión de gran influencia en Washington.
La cita se prolongó por cerca de cuatro horas y sin tomar decisiones de fondo la junta y Sandra Suárez se trasladaron a la Casa de Nariño para dialogar con el presidente Uribe. Se esperaba que de esta reunión salieran nuevas directrices que serán abordadas en un nuevo encuentro hoy para comenzar a perfilar la estrategia de mercadeo del TLC.
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